Mileva Marić Einstein – La brillante vida olvidada-
Como conmemoración en el mes de la mujer, Lucerna nombra la copa sugerida del mes de marzo como la importante científica serbia quien estuvo oculta a pesar de los sin número de distinciones que acumuló su esposo por teorías trabajadas entre ambos. Ella también era física, y aunque no sabe con certeza cuánto contribuyó a la innovadora ciencia de su esposo, sus cartas y testimonios presentados en los libros dedicados a ella proporcionan pruebas sustanciales sobre cómo colaboraron desde el momento en que se conocieron en 1896, hasta su separación en 1914.
Mileva Marić nació en Titel en Serbia en 1875. Sus padres, Marija Ruzić y Miloš Marić, un adinerado y respetado miembro de su comunidad, tuvieron otros dos hijos: Zorka y Miloš Jr. Mileva asistió a la escuela secundaria en Serbia el último año en el que se aceptó la participación de mujeres. En 1892, su padre obtuvo la autorización del Ministro de Educación para permitirle asistir a conferencias de física reservadas al sexo masculino. Ella terminó su secundaria en Zúrich en 1894 y su familia se mudó a Novi Sad. Los compañeros de clase de Mileva la describieron como brillante, pero callada. Le gustaba llegar al fondo de las cosas, era perseverante y trabajaba por sus metas.
Albert y Mileva fueron admitidos en la sección de física y matemáticas del Instituto Politécnico de Zúrich (ahora ETH) en 1896 con otros tres estudiantes: Marcel Grossmann, Louis Kollros y Jakob Ehrat. Albert y Mileva se volvieron inseparables, pasando innumerables horas estudiando juntos. Él prefería estudiar en casa por lo que asistió solo a unas pocas clases. Mileva fue metódica y organizada. Ella le ayudó a canalizar su energía y guió sus estudios, según lo que se desprende de las cartas de Albert intercambiadas entre 1899-1903 durante días de vacaciones escolares: 43 cartas de Albert a Mileva se han preservado, pero solo 10 de ella permanecen.
Al finalizar sus clases en 1900, Mileva y Albert tenían calificaciones similares (4,7 y 4,6, respectivamente), excepto en física aplicada donde ella obtuvo la máxima puntuación de 5, pero él solo 1. Ella sobresalió en el trabajo experimental, mientras que él no lo hizo. Sin embargo, en el examen oral el profesor Minkowski dio un 11 de 12 a los cuatro estudiantes varones, pero solo 5 a Mileva. Únicamente Albert obtuvo su título.
Mientras tanto, la familia de Albert se opuso firmemente a su relación. Su madre era inflexible. “¡Cuando tengas 30 años, ya ella será una vieja bruja!”, reportó Albert a Mileva en una carta fechada el 27 de julio de 1900, así como “no puede entrar en una familia respetable”. Mileva no era ni judía ni alemana. Era coja y demasiado intelectual, según la madre de Albert, por no mencionar los prejuicios contra la gente extranjera. Además, el padre de Albert insistió en que su hijo debía encontrar trabajo antes de casarse.
En septiembre de 1900, Albert escribió a Mileva:“Espero con ansias reanudar nuestro nuevo trabajo común. Por ahora debes continuar con tu investigación–cuán orgulloso estaré de tener a una doctora como esposa mientras yo solo seré un hombre común–”. Ambos regresaron a Zúrich en octubre de 1900 para comenzar su trabajo de tesis. Los otros tres estudiantes recibieron puestos de asistente en el Instituto, pero Albert no. Sospechaba que el profesor Weber lo estaba bloqueando. Sin trabajo, se negaba a casarse con ella. Se las ingeniaban económicamente dando lecciones privadas y “continuaron viviendo y trabajando como antes”, tal como escribió Mileva a su amiga Helene Savić.
El 13 de diciembre de 1900, presentaron un primer artículo sobre la capilaridad firmado solo bajo el nombre de Albert. Sin embargo, ambos se refieren a este artículo en las cartas como un trabajo en común. Mileva escribió a Helene Savić el 20 de diciembre de 1900, “Enviaremos una copia privada a Boltzmann para ver lo que él piensa y espero que nos responda”. De la misma forma, Albert también escribió a Mileva el 4 de abril de 1901 diciendo que su amigo Michele Besso “visitó a su tío en mi nombre, el profesor Jung, uno de los físicos más influyentes de Italia y le dio una copia de nuestro artículo”.
La decisión de publicar solo bajo su nombre parece haber sido tomada conjuntamente. ¿Por qué? Radmila Milentijević, exprofesora de historia en el City College de Nueva York, publicó en 2015 la biografía más completa de Mileva(1). Ella sugiere que Mileva probablemente quería ayudar a Albert a hacerse un nombre, de modo que pudiera encontrar un trabajo y casarse con ella. Dord Krstić, exprofesor de física en la Universidad de Ljubljana, pasó 50 años investigando la vida de Mileva. En su bien documentado libro(2), sugiere que dado el predominio de prejuicios contra las mujeres en ese momento, una publicación co-firmada con una mujer podría haber tenido menos peso.
Nunca lo sabremos. Pero nadie aclaró más que el propio Albert Einstein que ambos colaboraron en la relatividad especial cuando escribió a Mileva el 27 de marzo de 1901:“Cuán feliz y orgulloso estaré cuando los dos juntos llevemos nuestro trabajo sobre el movimiento relativo a una victoriosa conclusión”.
Queda embarazada en 1901 sin estar casados, lo que provoca una situación social muy difícil de soportar en aquellos momentos históricos. Esta situación le lleva a abandonar sus estudios a pesar de que sólo le faltaba superar el examen final.
Albert Einstein y Mileva Maric de jóvenes
Mileva se refugia en casa de su hermana en Novi Sad en la actual Serbia, dando a luz en 1902 a una niña Liesert, que cuando cumple un año es dada en adopción. Einstein nunca llevó bien el ser padre de Liesert y nunca informó a su familia de que era padre.
El seis de enero de 1903 es cuando Einstein y Mileva se casan en la capital suiza, Berna. Tenía Einstein entonces veinticuatro años y ya había terminando sus estudios, consiguiendo inmediatamente su primer trabajo como técnico de la Oficina de Patentes de Berna.
En 1904, tienen un nuevo hijo Hans Albert y es cuando Mileva decide sacrificar todas sus posibilidades profesionales y de investigación para dedicarse al cuidado de su familia. Ya entonces Mileva tenía una gran preparación académica. Había desarrollado investigaciones sobre la teoría de los números, cálculo diferencial e integral, funciones elípticas, teoría del calor y electrodinámica.
Se piensa, que los conocimientos matemáticos que tenía Mileva, fueron indispensables para que Einstein pudiera desarrollar sus teorías. Los años más creativos de Einstein fueron aquellos en los que compartió sus investigaciones con ella, de ahí la injusticia que se comete con Mileva.
El año 1905 fue el de los grandes logros de Albert Einstein, publicando cuatro grandes artículos, y uno de ellos incluía la teoría de la relatividad, que revolucionaron el mundo científico y que le convertirían en un genio. Es revelador, que Mileva en una carta escrita a una amiga le decía “hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famosos a mi marido”.
Para Evans Harris “la teoría de la relatividad comienza con la tesis que Mileva escribió y presentó a la supervisión del profesor Weber, cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zúrich, cuya memoria se ha perdido. El efecto fotoeléctrico tiene su origen en los trabajos de Mileva cuando estudiaba en Heilderberg con el profesor Lenard, al cual posteriormente le fue concedido el Premio Nobel de Física. Precisamente, por su trabajo experimental sobre el efecto fotoeléctrico. La teoría del movimiento browniano es producto del pensamiento de Einstein y de su interés por la termodinámica. Mileva contribuyó al mismo con el trabajo matemático, describiendo el movimiento desordenado de las moléculas”.
En 1910 nace Eduard “Tate” en Zúrich, pero nace afectado de un retraso mental, que precisa de unos cuidados muy especiales. Mileva se dedica en cuerpo y alma al cuidado especial de su hijo. Esto significa un alejamiento entre Mileva y Einstein. En esos tiempos todavía ella le ayudaba a la preparación de las clases y conferencias que impartía. En 1911 toda la familia se traslada a vivir a Praga donde le habían ofrecido a Albert un puesto de profesor en dicha universidad. Regresando nuevamente a Zúrich en 1912.
En 1913, Albert Einstein inicia una relación extramatrimonial con su prima Elsa Löwenthal, que vivía en Berlín. Elsa también era separada y madre de dos hijas. Esta le organiza todo el hogar de Einstein para que su dedicación sea plena para la investigación y no deba preocuparse de nada más. Obedece todas las órdenes que le da Einstein, como el restringirle el número de visitantes que aspiraban a hablar con él, pues su fama era ya enorme.
Esto hace que Einstein acepte ser profesor de la universidad de dicha ciudad y se le posibilita que trabaje también como investigador en los laboratorios de Max Plank (laboratorios que posteriormente fueron famosos por su utilización por los nazis).
Mileva no quiere trasladarse a vivir a Berlín, pues es consciente del final de su matrimonio. En la correspondencia entre Einstein y Elsa se puede comprobar cómo Einstein le comunica el no poder forzar un divorcio sin culpables.
No obstante se traslada a vivir con Einstein a Berlín, pero será el periodo más duro de su vida. Einstein no soporta a Mileva y le impone unas durísimas reglas de convivencia, que son escritas:
Tendrás que encárgate de que:
Mi ropa este siempre ordenada.
Se me sirvan tres comidas diarias en mi cuarto.
Mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y de que nadie toque mi escritorio.
Albert Einstein y Mileva con su hijo Hans Albert
Debes renunciara todo tipo de relaciones personales conmigo, con excepción de aquellas requeridas para el mantenimiento de las apariencias sociales. No debes pedir que:
Me siente contigo en casa.
Salga contigo o te lleve de viaje.
Debes comprometerte explícitamente a observar los siguientes puntos:
No debes esperar afecto de mi parte y no me reprocharas por ello.
Debes responder inmediatamente cuando te dirija la palabra.
Debes abandonar mi dormitorio mi estudio en el acto.
Prometerás no denigrarme cuando así te lo demande yo ante mis hijos, ya sea de palabra o de obra.
Foto de Albert Einstein y Mileva Maric
A los pocos meses de vivir en Berlín, y ante su situación en que se encontraba su matrimonio y ante el temor de que estallara la I Guerra Mundial, Mileva regresa a Zúrich con sus hijos. Vive en una pensión con gran escasez de medios hasta que comienza a dar clases de música y matemáticas. Esto hace que su situación económica mejore y consigue alquilar un piso y dar una vida más digna a sus hijos.
La separación matrimonial le provocó una fuerte debilidad anímica y las consecuencias del estallido de la I Guerra Mundial le hicieron que cayera en una profunda tristeza que acabó en una gran depresión. Mileva concede el divorcio a Einstein en 1919 y en el pacto de divorcio se acuerda que si Einstein gana el Nobel, gran parte de la cantidad que reciba por dicho premio, sería para ella.
Einstein consigue el Premio Nobel en el año 1921. Mileva compra con ese dinero un edifico de apartamentos en Zúrich, que le permitirá vivir con cierta holgura el resto de sus días.
Esto le da autonomía económica y le permite atender a su hijo Eduard, que tenía detectada una esquizofrenia, lo que le provocaba frecuentemente brotes violentos, que ponían en peligro la vida de Mileva. A pesar de estos episodios, Mileva siempre lo mantuvo en casa bajo sus cuidados, negándose sistemáticamente a ingresarlo en un psiquiátrico. La situación era tan dura, que tuvo que contratar a personal de seguridad para que la protegieran de los ataques de Eduard.
Su otro hijo, Hans Albert, estudió en la misma escuela que sus padres, La Politécnica de Zúrich. Se casó con una profesora alemana y cuando el nazismo ya hacía estragos, se trasladó a vivir a Estados Unidos en el año 1937, donde fue contratado como profesor de Ingeniería Hidráulica en la prestigiosa universidad de Berkeley en California.
Los continuos brotes psicóticos que sufre su hijo Eduard, provocan en Mileva una gran crisis nerviosa, llevándole a ser ingresada en el hospital con carácter urgente, sufriendo varias embolias que le provocan su muerte. Mileva muere sola en el hospital en el año 1948.
Ella siempre conservó el apellido Einstein, como así figura en su tumba en el cementerio de Zúrich. Cabe reclamar el mantenimiento del apellido de su marido como una reivindicación silenciosa de su trabajo en el éxito investigador del mismo.
El conocidísimo Bertrand Rusell definía a Albert Einstein como “alguien a quien los asuntos personales no le ocuparon gran cosa de su mente… Pero alguien debía hacerlo y ese era el papel que reservaba a sus mujeres, es decir la responsabilidad del hogar y el cuidado de sus hijos”.
Mileva con sus dos hijos, Hans Albert y Eduard
La misógina de Einstein resulta llamativa y por supuesto muy ignorada. Solo se le ensalza su saber científico, pero como persona dejaba mucho que desear, cosa que la historia nunca lo señaló.
Las mujeres eran para él, además de manos que trabajan en todas las cosas fútiles del mundo, un objeto. Estaba convencido de que “muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia”
Valoraba que la ciencia agría el carácter de la mujer. Por eso es fácil entender sus críticas a Marie Curie “nunca ha escuchado cantar a los pájaros”. Albert Einstein que tenía un aspecto bonachón a los ojos del mundo y que tenía la cabeza llena de fórmulas, sin embargo, también la tenía llenas de ideas machistas y retrógradas con respecto a las mujeres, cuya valoración siempre era negativa. Destaca una frase célebre “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.
Sirva este artículo para poner en la historia el papel de Mileva Maric en el desarrollo de la Física y que se sepa el papel tan fundamental que tuvo en la teoría de la relatividad. Además un toque de atención a los historiadores y prensa de la época que ocultaron el papel de ella y ensalzaron el papel de Albert Einstein.
Referencias:
(1) Radmila Milentijević: Mileva Marić Einstein: Life with Albert Einstein, United World Press, 2015.
(2) Dord Krstić: Mileva & Albert Einstein: Their Love and Scientific Collaboration, Didakta, 2004.
(3) Desanka Trbuhović-Gjurić Mileva Marić Einstein: In Albert Einstein’s shadow): in Serbian, 1969, German, 1982, and French, 1991.
(4) Milan Popović: In Albert’s Shadow, the Life and Letters of Mileva Marić, Einstein’s First Wife, The John Hopkins University Press, 2003.
(5) Renn and Schulmann, Albert Einstein / Mileva Marić, The Love Letters, Princeton University Press, 1992.
(6) Peter Michelmore, Einstein, Profile of the Man, Dodd, Mead & Company, 1962.
(7) R.S. Shankland, Conversation with Albert Einstein, Am. J. of Physics, 1962.
Extraído de:
www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/historia-injusticia-mileva-maric/20140627191653104741.html
www.scientificamerican.com/espanol/noticias/la-vida-olvidada-de-la-primera-esposa-de-einstein/